miércoles, 26 de marzo de 2008

Lenguaje pijo (y I)

Vamos a repasar el lenguaje pijo por excelencia. Primera lección:

O sea: típico vocablo de la pijoesfera española. “O sea” es sinónimo de “es decir”, pero la obertura bucal que provoca la “O” y la sonoridad de la “S” que le sigue provocan entre los pijos un tipo de orgasmo todavía no catalogado por la OMS (Organización Mundial de la Salud). Ah, me olvidaba, es un término usado, casi en su totalidad, por el sector femenino.

O sea, no: lo mismo que antes, pero con indignación. El “o sea, no” lo pronuncian las pijas después de que otra pija les diga que Pablo está, según rumores, liado con Sonsoles, la otra guapa de clase.

Hello: los pijos creen que es más moderno, progre, chic y rico decir Hello en vez de un simple Hola. Supongo que es por el gustirrinín que les produce pronunciar ese “JJeeeeloou”.

O sea, Hello. Ubícate: después de que una pija le cuente a otra lo que le sucedió anoche, y la otra haya soltado una gran tontería que nada tiene que ver con lo que le han contado, la otra suelta esta coletilla y posteriormente las dos se ríen como hienas en celo.

….¡tía!: cualquier frase que termine con el vocablo tía está a la orden del día entre el lenguaje de las pijas. Normalmente le preceden frases como: “Qué fuerte…”, “Me parece tan fuerte…” o “Sabes que…”, para posteriormente sucederle con lo siguiente: ya no estaba el bolso de Gucci tan mono. Qué se derrumbe el mundo, pobres.

Abufff: onomatopeya que suelen emitir los pijos en un domingo de resaca después de ser preguntados sobre la fiesta que se pegaron la noche anterior. Su respuesta es este simple sonido que significa: “impresionante tío, no sé como sigo vivo, casi quemo la ciudad”. En realidad, nuestro Pablo solo estuvo un par de horas tomando una copa en la barra de un bar.

Mi viejo/a: así es como tradicionalmente los cholos siempre han llamado a sus padres, aunque desde unos pocos años atrás la pijosfera también ha querido adoptar este calificativo paterno/materno. Simplemente, con ello consiguen mostrar al otro la relación tan abierta y de tú a tú que tienen con sus progenitores. Cuando, ciertamente, no saben ni de qué trabaja su padre ni qué edad tienen, solo conocen de él la marca de su coche y los billetes rosados de 500 que les deja sobre la mesa.

2 comentarios:

Ferdinand dijo...

O sea, tíos... ¿no os parecen buenachones los pijos?

Gyna Canals dijo...

Os hbeis djado lo último en pijerío... O sea total!